María y un aplauso eterno
María Olivero es sinónimo de golf amateur. A sus 49 años ganó tanto que ya es difícil llevar la cuenta. Pero el WALA nunca estuvo en su radar, incluso pensaba que por su edad no podía jugarlo.
Un swing al ritmo de música clásica. Una confianza abrumadora sobre el green. María se puso al frente del campeonato y dejó a todos boquiabiertos.
Esta semana, en el mejor escenario posible, la leyenda del golf argentino levantó vuelo, para llegar a todo Latinoamérica.
Su aventura en Pilar Golf interpeló a muchas latinas que habían dejado de jugar por diferentes razones. Trabajo. Familia. Cuando terminó el torneo le llegaron mensajes: mujeres agradecidas por la inspiración, con más ganas que nunca de sacarle el polvo a los palos y volver a competir.
Un deporte que no entiende de edades. Una mujer que disfruta del golf, y el golf disfruta de ella.
María terminó 3ra. Pero si la preguntás a alguien que sólo estuvo en la entrega de premios, seguro te dice que ella ganó.
Al escucharse su nombre la gente comenzó a aplaudir. Todos aplaudían, y ese aplauso parecía interminable.
Amigas de María con los ojos llorosos, compañeras de toda la vida, de Copa Andes. Dirigentes, las chicas que jugaron el WALA. Los enviados de la R&A miraban sorprendidos, el CEO de Annika Foundation también.
María sentada miraba. Entre timidez y emoción sonreía, haciendo un paneo de toda esa gente que con su aplauso le decía felicitaciones, le decía gracias.
Lo espontáneo es siempre más especial. Un aplauso que se transformó en homenaje.
Una semana que será recordada como el WALA donde brilló Ela Anacona. El WALA donde María Olivero escribió un capítulo más de su leyenda.
Gracias por tanto golf María