Masters week, y una de nuestras secciones de cabecera regresa, vestida con el saco verde.
Danny Willett es sin dudas uno de los campeones menos recordados de Augusta National. Opacado por la famosa debacle de Jordan Spieth en el hoyo 12, pocos recuerdan los méritos que hizo aquel joven inglés de 28 años para llevarse un campeonato mayor.
Pero esta sección no es de información retro. Por lo tanto, hablaremos del ascenso y la caída libre de este gran jugador inglés. Vayamos por partes:
- El ascenso: Willett no cayó del cielo. Mini resumen: crack como juvenil, número 1 del mundo en aficionados y miembro clave de varias Walker Cups. En su debut en el European Tour, como aficionado, hizo 66 golpes y luchó bien arriba. Jugó golf universitario en Jacksonville State (universidad con muchos argentinos/as) y cuando se hizo pro fue a la escuela clasificatoria y ganó la tarjeta para el European Tour. En sus primeros 3 años en la gira fue muy sólido y la victoria llegó en el BMW International Open de 2012. Se fue afianzando en el Top 100 del mundo y ganó 3 torneos más entre 2014 y 2016.
- Masters 2016: llegaba en par al día final, a 3 golpes del campeón defensor: Jordan Spieth. En los primeros 9 nadie miró a Willett…Jordan se robó las miradas y las ovaciones; hizo 4 birdies seguidos del 6 al 9, para pararse en el tee del 10 puntero por 5 golpes…lo que cualquier jugador soñaría. Pero Spieth haría bogey 10 y 11, y la tiraría dos veces al “Rae´s Creek” en el 12 para anotar un cuádruple bogey que metía a muchos jugadores en la pelea.
Entre ellos estaba Danny, pero también Lee Westwood, Paul Casey y Dustin Johnson. Para Willett era su segundo Masters, y estaba en una posición absolutamente nueva.
Pero el golf siempre nos muestra que en las definiciones los papeles no sirven de nada; el inglés firmó un 67 sin bogeys, cerrando como los grandes, con birdies en el 13, 14 y el más importante…en el 16. Terminaría ganando con -5 por 3 golpes de ventaja, para que Spieth le pusiera el sagrado saco verde. Tenía 28 años, un juego corto magnífico, algunos problemas de espalda…pero todo hacía presagiar un gran futuro. ¿Qué pasó?
- La caída: pos Masters y toda la locura que ese campeonato le significó, Danny jugó algunos buenos torneos antes de la Copa Ryder. Allí no sólo perdió los 3 partidos que jugó, sino que se vio involucrado en una polémica por las declaraciones de su hermano “los estadounidenses que están alentando son gordos, estúpidos y codiciosos”. Danny inicialmente pidió disculpas por los dichos de su hermano, pero cuando terminó el torneo lo defendió diciendo “Lamentablemente algunos fans estadounidenses demostraron que mi hermano Peter tenía razón”. Posteriormente, un periodista le preguntó cómo había sido su primera experiencia en aquella derrota europea en suelo americano: Willett sin filtro respondió “Una mierda”.
Este momento podemos resaltarlo como el inicio de un período oscuro en su carrera. Porque aparecieron problemas graves de espalda que lo forzaron a retirarse de tres eventos en el 2017, combinados con lesiones de muñeca. Ese coctail fatal lo afectó emocionalmente y de golpe todo se vino abajo: 31 rondas seguidas sin bajar el 70; cortes fallados y la confianza por el piso.
“En esos años estaba muy mal de la espalda, pero jugué muchos torneos porque ya lo había arreglado. Cuando gané el Masters acordé viajar por todos lados a competir, y lo hice. El problema fue que el cuerpo no estaba en su lugar, mi mente tampoco, y mi juego menos. Seguí jugando demasiado, hasta que toqué fondo y dejé de divertirme en la cancha de golf.”.
- Volviendo a ser: Danny admitió que lo afectaron demasiado los comentarios que lo etiquetaban como “un ganador con suerte en Augusta”. Afirma que durante esos años tan duros desde lo físico y mental, se apoyó en su familia. Su esposa Nicole y sus dos hijos, Zachariah y Noah, le dieron perspectiva en sus días más oscuros, donde creía que jamás se recuperaría de esos fuertes dolores en la espalda. Incluso recuerda que no podía ni levantar a sus hijos cuando eran bebés, los pinchazos eran intolerables…
Su familia fue fundamental, y también lo fue el ex coach de Tiger, Sean Foley. A principios de 2018, Danny estaba sin dolor por primera vez en más de dos años. En ese momento se sentó con Foley, y le dijo que estaba dispuesto a hacer cualquier cosa…cualquier cambio para lograr un swing que le permitiera jugar sin dolor. Así arrancaron de cero, en la posición 462 del ranking mundial.
A finales de ese año Willett volvería a levantar un trofeo, que significó mucho más que una victoria. Ganó el torneo final de la gira europea en Dubai, contra un field de élite, y jugando el mejor golf desde su histórico triunfo en Augusta. Hizo cambios importantes en el swing, pero claramente lo principal fue encontrar una estabilidad física y mental que le faltaba hacía tiempo.
Al año siguiente volvería a ganar, el BMW PGA Championship en Wentworth, para confirmar su regreso a las primeras planas del golf mundial (volvió al Top 50 del Ranking Mundial). Desde entonces alternó buenas y malas, con otro triunfo (su 8vo) en el European Tour en el Alfred Dunhill Links.
- No será una historia de película con final espectacular, y un comeback al estilo Tiger en Augusta. Pero es una historia real que nos vuelve a mostrar lo difícil que es el mundo del golf profesional. Podrás tener 28 años y ser campeón del Masters. Podrás tener un gran futuro por delante. Pero la vida nunca deja de ponerte obstáculos en el camino, y vaya si Danny Willett los tuvo. Esa maldita espalda. Esa etiqueta de “ganó el Masters porque tuvo suerte”. Esos bajones anímicos que lo hicieron tocar fondo.
Los problemas, las derrotas, se transforman en aprendizajes y sabiduría cuando uno los trabaja y enfrenta. Willett tiene tan sólo 34 años…pero habla como un veterano de mil batallas. Suena como referente, se abre sobre su salud mental para ayudar a los jugadores que estén atravesando los momentos difíciles que él pasó; y no pierde la esperanza de volver a luchar en los majors. Ojalá lo veamos allí, pero mientras pueda seguir compitiendo sin dolor, sabemos que estará feliz.
“Mi regreso no fue cuando gané. Mi regreso fue cuando no tuve que estar 2 horas por día tirado en una cama recibiendo tratamiento por la espalda. Mi regreso fue cuando pude estar en el tee del uno con la mente tranquila”.
Salud mental y física. Todo el resto es secundario. Sino pregúntenle a Danny Willett.
Por Tincho Consoli