Hoyo 72 del campeonato. Ni más ni menos que par para ganar. Bogey para ir a playoff. ¿El escenario? Un par 4 de 490yds, viento cruzado en contra, 13 yds de subida. Arroyo por la derecha del fairway. Mito agarra su drive para pegar el fade que viene practicando durante años, el fade que durante toda la semana le funcionó para llegar líder. El fade que un hoyo antes ejecutó a la perfección. Un swing fuera de ritmo, un finish abreviado intentando mantener la pelota baja. Un swing diferente al de toda la semana con demasiada brusquedad en el movimiento. Pelota directamente al agua.
¿Error estratégico o solo error de ejecución?
Después del tremendo final del PGA Championship en el día de ayer, varios grupos de whatsapp y redes sociales explotaron lamentando la derrota del chileno y haciendo lupa con opiniones encontradas de que es lo que le había impedido en el hoyo final y con uno de ventaja, ganar el 2do major del año. Pereira se fue a dormir puntero el día sábado y mantuvo la punta durante todo el día domingo, pero el doblebogey del 18 le arrebató además del Wanamaker Trophy la posibilidad de ir a un playoff por tan solo 1 golpe.
De haber ganado, Mito se habría convertido en el primer chileno en ganar un major. A su vez, en el primer latino en ganar el PGA Championship, completando así la 4ta pata de la mesa para el golf de nuestra región. Los argentinos Ángel Cabrera (Masters 2009 y USOpen 2007) y Roberto de Vicenzo (Abierto Británico 1967) ya habían facturado los otros 3 majors para las vitrinas del continente.
“Ni miré el arroyo la verdad. Nunca pensé en el agua, solo quería ponerla en juego” dijo Mito en su entrevista en cancha apenas unos minutos después de ese final doloroso para todos los que estaban prendidos a la pantalla hinchando por el chileno.
Un tablero atípico en donde ninguno de los 4 jugadores de arriba contaba con algún triunfo en el PGA Tour. Ninguno de ellos estuvo cómodo el domingo, pero Mito logró, a pesar de algunos errores, mantenerse en el proceso y llegar al último hoyo como líder absoluto. El peor swing del día llegó en el momento menos indicado.
Ante la pregunta de cómo se sentía en el último hoyo respondió entre risas:
“Estaba okey conmigo en el 18, pero supongo que uno tiene tanta presión en su cuerpo que apenas sabe lo que está haciendo”.
La primera vez en ese lugar para Mito, punteando en el PGA Tour y nada menos que a punto de ganar un major. Según los especialistas consultados en psicología aplicada al deporte, la mente y el cuerpo funcionan siempre relacionados. Somos energía pura. En un deporte tan mental, el chileno logró toda la semana mostrar una tranquilidad de un experimentado y una concentración absoluta. Pero la presión en una cita así de importante aumenta golpe a golpe y aunque Mito no lo tuviera en la cabeza es probable que su cuerpo si estuviera conectado a ese “stress” antes de ejecutar.
Si uno quiere hacer 4 para ganar y viene de pegar un tiro pintado con el drive en el hoyo anterior ¿porque no usar ese palo de confianza que probablemente te deje un 2do tiro mucho mucho más cercano para llegarla al green y tener 2 putts para campeonato? ¿Por qué no hacerlo en un hoyo tan largo y complicado? ¿Qué hay de ilógico en esa decisión? Uno puede masticar durante incluso años un error en la estrategia (el caso Van de Velde es el más relevante en este sentido). ¿Pero cómo reprocharse si el y su caddie estaban confiados y certeros de la estrategia de usar el drive en el hoyo final?
Un solo error de ejecución no debe empañar el excelente torneo que tuvo el chileno en tan solo su 2do major disputado:
“Obviamente una lástima el final del 18, hoy no jugué muy bien la verdad pero una tremenda semana que podría haber terminado muy bien. Creo que no queda otra cosa que aprender de esto.”
A menos de un año de ingresar al PGA Tour, hoy todos los portales a nivel mundial especializados en golf hablaron de Mito. Pero el foco estaba lejos de lo doloroso en su derrota. El foco estaba en cómo Mito afrontó esa situación. Cómo fue capaz de digerirlo rápidamente y con una sonrisa hablarle a la prensa. Cómo, a sus 27 años, mostró una madurez digna de un veterano de PGA Tour. Eso habla del tipo de golfista que es. Eso habla sobre todo, de la personalidad que hay detrás de esa pegada. Un carácter que seguramente le va a traer muchos sabores dulces y la resiliencia para digerir los tragos amargos.
Por el lado del chileno, esta semana estará poniendo de vuelta el tee en el Charles Schwab Challenge. Una manera de barajar y dar de nuevo. Una manera de dar vuelta la página y seguir creciendo. Una manera de tomar este aprendizaje y volcarlo a su joven pero prometedora carrera. Nosotros desde aquí estaremos alentandolo, confiando siempre en su proceso.
Federico Pont Lezica