Camilo Villegas no es un superhéroe, ese apodo por la forma de leer las caídas es sólo eso, un apodo. Camilo es un hombre común, uno super talentoso, claro. Que luchó y sufrió. Amable, cálido y buena gente, esos que son queridos por decisión unánime.
Un colombiano que saltó al estrellato con un estilo y una voz especial: un atleta que le rinde culto al proceso, y gracias a ese sacrificio tocó cumbres muy altas. Pero como en todo relato que inspira, ese jugador también tocó fondos, físicos y personales, de los cuales pocas personas logran salir. Camilo sufrió varias lesiones que lo dejaron fuera de las canchas por temporadas enteras.
En julio de 2020 falleció su hija Mía, tras 6 meses de lucha contra tumores en la médula espinal y en el cerebro. Luego de la tragedia, Camilo y su esposa crearon una fundación: “Mia´s Miracles”, que brinda asistencia a familias que enfrentan situaciones difíciles, y transmiten un gran espíritu de lucha y positividad ante la adversidad. El símbolo es un arcoíris, que muchos jugadores llevaron en una cinta en varios torneos del circuito en apoyo al colombiano.
Un mes despues del fallecimiento de Mia, volvió al golf, a pelear en el Korn Ferry y ahi empezó la escalada. No fue fácil, el golf no lo es, pero siguió trabajando como nunca para volver donde pertenecía.
Su regreso a las canchas ya había sido un triunfo. Esta victoria, 9 años y miles de tormentas después, sirve para que su historia siga volando y llegue a más personas.
Hay muchas cosas que no controlamos, aunque nos duela entenderlo. Pero hay otras que sí, en eso Camilo es un maestro. La integridad es una elección. La educación. El sacrificio. La actitud. La reacción ante cada problema. La gente con la que nos rodeamos. Esas son todas elecciones.
En el espectro de cosas que controlamos, que elegimos, tenemos que aprender de Camilo Villegas.
Todo el mundo del golf celebra la vuelta de Camilo a lo más alto. Porque es ley, a la buena gente le pasan cosas buenas ❤️
Por Polo Wells y Martín Rodríguez Consoli