Hoy el escenario no fue relevante. Le tocó a Detroit, como podría haberle tocado a cualquier lugar del mundo. Porque cuando el protagonista es tan querido, cuando el mundo del deporte en un todo espera con ansias volver a verlo sonreír con un trofeo en la mano, todo el resto es secundario.
Entre febrero del 2019 y el día de hoy pasaron muchas cosas. Ese joven de pelo largo con look de surfer-skater californiano creció y se fue alejando de los primeros lugares. Aquel jugador que terminaba Top 5 en los 4 majors del 2014…no encontraba el rumbo y en 2021 caía fuera del Top 100 del ranking mundial.
Fue precisamente en ese año -2021- cuando empezamos a extrañarlo en los campeonatos mayores: en Augusta cortó una racha de 41 majors consecutivos jugados, y en el US Open de Torrey Pines (muy cerca de Murrieta, la ciudad de su infancia) Rickie se quedaba afuera del playoff en la qualy, por un golpe. Pasaban los meses y las cosas no mejoraban, los récords negativos seguían apilándose: se quedaba afuera por primera vez en su carrera de los playoffs del PGA Tour.
Es fácil ser educado en las buenas. Es cómodo saludar a los fanáticos, atender a la prensa y tener buenos modales cuando los resultados están de tu lado. Por eso Rickie Fowler nunca estuvo solo. Porque la gente le agradeció, semana tras semana, su inigualable carisma y generosidad.
Incluso en septiembre del año pasado, cuando tocó el número 185 en el escalafón mundial, Rickie seguía con su Poker Face y su conducta intachable, trabajando en silencio para cambiar su swing y volver adonde pertenecía.
Por todo y esto más, el US Open parecía ser la historia de película con final feliz, en Hollywood. Pero el destino (o el golf) es exigente y quería ponerle una lección más en el camino.
Hoy Rickie dejó de estudiar y rindió el examen. Cuántas veces habrá soñado en volver a abrazar a su esposa Allison como lo había hecho bajo la lluvia en Scottsdale. Cuántas veces, desde el nacimiento de su hija Maya, habrá visto a ganadores festejando con sus hijos y soñanado ese momento.
Con su putter le puso punto final a 4 años de sequía.
Ganó Rickie. Ganó el mundo del golf.
Que siga lloviendo
Por Martín Rodríguez Consoli