El olimpo. La antorcha olímpica. El fuego sagrado. Las delegaciones de los distintos países.
El máximo evento multideportivo del mundo. El medallero soñado por todo atleta. Pero… el golf se niega a encender la llama.
Rio 2016
Después de 112 años de ausencia en los Juegos Olímpicos, el golf reaparecía como disciplina en Rio de Janeiro y todos los golfistas celebrábamos ver a nuestro amado deporte en la cita mundial por excelencia. Pero la realidad indicaba que aquel regreso estaba lejos de ser el esperado. El nro 1 en ese momento Jason Day se daba de baja de los Juegos. A él se sumaba el nro 4 del mundo Rory McIlroy, entre otros. Tiger Woods tampoco clasificaba. La razón principal de las bajas era el miedo a contraer el Virus Zika, que circulaba en su momento por Brasil. El inglés Justin Rose finalmente se llevaba el Oro, un hito que llevará en toda su carrera, un joven Emiliano Grillo lograba el 8vo lugar y el golf cerraba así su primer presencia olímpica en más de un siglo. Pero sigamos adelante…
Tokyo 2020/21
La pandemia del Covid-19 posponía los Juegos del 2020 al 2021. Las dificultades y bemoles del nuevo celebramiento parecian quedar atrás en Abril, cuando Hideki Matsuyama se convertía en el primer japonés de la historia en ganar el Masters de Augusta. Esto era una explosión para todo el golf asiático y revitalizaba el interés por el golf en japón con Hideki como abanderado. Protocolos, cuidado extremo, vacunación, burbuja. Todos los detalles pensados una y otra vez para que Julio de 2021 pudiera ser finalmente el mes en el que los mejores del mundo se disputen el Olimpo. Pero, a un par de meses de la fecha, el entonces nro 1 Dustin Johnson anunciaba que no iria a Tokyo porque no le iban bien las fechas en su apretado calendario: ¨Es un viaje largo, son demasiados traslados y me quiero centrar en el circuito americano¨. Otro mal mensaje. Una mala noticia para el golf. Pero no sería la excepción, sería el pulso que marcaría lo que sucedería en estos últimos días. A apenas dos semanas del inicio de las Olimpiadas se sumaban los nombres de Sergio García, Martin Kaymer, Tyrrell Hatton, Adam Scott, Louis Oosthuizen y el argentino Emiliano Grillo entre otros en decir no a la máxima cita olímpica.
El zika. El calendario. La escasa bolsa de premios. El Covid-19. El largo viaje a Tokyo. Los protocolos y los traslados. Excusas sobran, jugadores importantes faltan van a faltar cuando encendamos la TV. Cuantos darían lo que no tienen por poder vivir esa experiencia y escribir la historia grande del deporte. Representar a sus colores. Integrar una delegación. Ser embajador de la antorcha olímpica. Soñar por los anillos que se inventaron en la antigua Grecia.
Lo cierto es que el máximo escalafón del golf mundial, tal vez sin darse cuenta, hace mermar con cada decisión tomada, las posibilidades de que nuestro deporte continúe como disciplina olímpica. Lo cierto es que le están dando las razones perfectas al Comité Olímpico para que sustente el porqué de haberlos quitado durante tanto tiempo de la competencia. Lo cierto es que también, sin querer, están contribuyendo a que tengamos que seguir soportando el tilde de ¨deporte individualista¨. Lo cierto es que pasará un Juego Olímpico más sin que el golf demuestre toda la magia que es capaz de dar. La magia que tanto nos cautiva a los fanáticos y nos hace aumentar la pasión por el deporte. Ojalá los Dioses del Olimpo se apiaden y nos den una revancha más para que el golf se pueda reivindicar ante todos los terrestres.
Por Federico Pont Lezica