Sony Open. Cameron Smith. El Hombre de Acero australiano

Primera Victoria Individual en el PGA Tour para el oriundo de Brisbane. La emoción por el contexto de su país y de su familia. Entretelones de un domingo cargado de drama.

Este no fue un torneo más para Cameron Smith. No sólo por ser su primera victoria en el PGA Tour a nivel individual. Él era uno de los que llevaba la carga de lo vivido en Australia. Miles de incendios por doquier desde hace meses, millones de hectáreas quemadas, millones de animales muertos (quedando especies en extinción), viviendas hechas pedazos por el fuego, y 28 muertes son algunas de las graves consecuencias que está sufriendo el pueblo oceánico por esta catástrofe climática. Sin ir más lejos, su tío, Warren, regresó a su hogar encontrando sólo un pequeño cobertor. Había perdido su casa, sus tractores, sus caballos y la mayor parte de su granja. La mochila era pesada sin lugar a duda.

En este contexto, salió a jugar Cam. Tanto él, como sus compatriotas, sentían que habría que hacerse presente como sea. 500 dólares por cada birdie y 1000 dólares por cada águila de Smith y Leishman, sumado a la donación de U$S 125.000 del equipo Internacional de la Presidents Cup y el PGA Tour. (La Fundación “Begin Again” de Marc Leishman generó aportes adicionales mientras que, el resto de los jugadores australianos, también han aportado sumas significativas) sumaron presión a la habitual del día a día del PGA Tour. Él lo sabía y estaba dispuesto a afrontarla.

Los días no fueron fáciles en ningún momento. Los vientos fuertes y la lluvia (pareja pero intensa) se hacían presentes y formaron un dúo perfecto para molestar a cada minuto a los jugadores. Nuestro ganador, para colmo, no tuvo un comienzo nada alentador. +4 en los primeros 2 hoyos, provocarían la destrucción de las esperanzas de los puestos de vanguardia para muchos. No para Smith. “Si buscas a alguien que esté contigo en las trincheras, él es tu hombre. Ha crecido así. Está arraigado en él y en su cultura” dijo su coterráneo Leishman. Cam no lo iba a hacer quedar mal.

Cameron Smith, en el tee del 14, de la ronda final del Sony Open.

El torneo parecía tener nombre y apellido desde el comienzo del día domingo. El estadounidense Brendan Steele, luego de un excelente final el día sábado, llevaba 3 golpes de ventaja al australiano. Todo parecía bajo control. Juego muy consistente de tee a green y pocos errores hacían que, a pesar de que Smith se acercara, sea difícil aguantarle el ritmo. De no mediar ningún hecho fuera de lo normal, la copa se iba para California. Pero, justamente estamos hablando de golf. No hay nada cierto hasta que se saca la pelotita del hoyo 18. Otra vez, los dioses de este deporte hicieron la suya y Hawaii fue testigo una vez más.

Steele (para quienes no saben, “steel”, en inglés, es acero) le hizo honor a su apellido hasta los últimos 2 hoyos. Un bogey en el 17 lo empezaba a debilitar y, en el 18, se terminó desmoronando. Las circunstancias no ayudaron nada tampoco, eso sí. Primero: 18 minutos esperando en el tee porque el veterano Ryan Palmer (quien estaba en la pelea también, pero con pocas chances) pierde su 2do tiro, volviendo a su lugar de origen para ejecutar el 4to. Segundo: 15 minutos más esperando que termine el grupo que estaba adelante, sumado a que tuvieron que secar un poco el green (la lluvia, si bien no era fuerte, era incesante). A la hora de ejecutar su 2do tiro, los músculos de Brendan agarraron frío y… su cabeza también (¿Toda esta espera tuvo que ver? Lo dejamos al criterio del lector). Las tribunas de la izquierda lo recibieron, para dejarle un dropeo complicado que lo llevó a un insulso par. Smith hacía lo que tenía que hacer: aprovechar el momento y descontar ese golpe de ventaja, con 4 tiros propios del momento. El playoff estaba por comenzar.

El hoyo 10 recibía a 2 personas en situaciones totalmente opuestas. Se notó claramente. Si bien Smith tuvo un tiro de salida inferior al de Steele, la recuperación fue magistral. Con la copa de un árbol molestándolo un poco, Cameron dejó la pelota a 10 pies, dejándole la presión a Brendan, que ya se encontraba en una situación comprometedora con su tercer tiro. 2 putts del australiano fueron suficientes. La conquista se había logrado y su país, por un ratito, volvía a sonreír. Hoy el hombre de acero fue otro. Y vino de Australia.

Matías Miguel Torge para “No Está Dada”

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