Por primera vez en la historia una golfista argentina disputó un Juego Olímpico. Maggie no sólo logró ese hito, sino que generó algo mucho más importante que un dato para los libros.
Nunca antes se había visto a todo el ambiente del golf argentino tan involucrado y orgulloso por una golfista. Se combinaron varios factores para que el debut olímpico de Maggie fuera muy especial. La bandera argentina genera una pasión única, en un deporte individual como es el golf son pocas las oportunidades que tienen las jugadoras para representar a su país.
Maggie nos llevó con ella a Tokio. Sentimos que el golf era como el basket, el hockey o cualquier deporte que veíamos por televisión. Los Olímpicos generan eso, equiparan a los deportistas, sin importar su especialidad. Tuvimos a una golfista ahí, en el olimpo del deporte donde las personas se transforman en leyendas, y eso nos llenó de orgullo.
La previa se vivió con muchísima emoción y expectativa. Por supuesto que el resultado importaba, siempre importa porque los deportistas se preparan para cumplir sus objetivos. Maggie alternó buenas y malas durante los primeros 36 hoyos y luego no pudo sostener su típica regularidad. No podemos evitar la comparación con otros deportes al hablar de este tema. La selección de basket llegaba a estos juegos como subcampeón mundial y mucha ilusión de medalla. Perdieron de forma abultada en cuartos de final, el histórico capitán Luis Scola se retiró…y Gonzalo Bonadeo al entrevistarlo le dijo: «Estamos siempre porque sabemos que estas derrotas son parte del camino, son las que hacen que se disfruten más los buenos resultados».
Nosotros con Maggie y con todos los golfistas argentinos pensamos de la misma forma. Nos alegra cuando les va bien, porque sabemos que la mayor parte del tiempo los resultados no son los que ellos desean. Pero son resilientes, trabajadores y soñadores. Por este motivo nos llenó de orgullo ver a Maggie en los Juegos Olímpicos. Porque representaba a muchas personas que eligen el camino del golf profesional, sin saber si algún día podrán cumplir su sueños. Ella al clasificar a Tokio demostró que se puede.
No habrá podido mostrar su mejor versión golfística, pero nos representó con mucha altura como siempre lo hace. Sonriente y luchando hasta el último golpe. Maggie nos hizo sentir olímpicos, el golf argentino disfrutó y se motivó al verla en semejante escenario.
A seguir trabajando todos juntos para que el golf argentino crezca. El aporte de Maggie esta semana tiene un valor inconmensurable.