The Country Club en Brookline, Massachusetts forma parte del selecto grupo de clubes más antiguos de todo Estados Unidos. 140 años de historia. Establecido en 1882, originalmente pensado para actividades al aire libre, montar a caballo, etc. El campo de golf se construyó alrededor de 1893.
Fue uno de los 5 clubes que 1894 crearon lo que hoy es la USGA (Saint Andrews GC, NY; Newport CC, Chicago GC, Shinnecock Hills y The Country Club). Por lo que una parte muy grande de la historia y tradición de este deporte se desarrolló en este lugar.
Pero no son sus orígenes, ni el playoff de Curtis Strange con Faldo en el US Open de 1988, ni en kilométrico putt de Justin Leonard (con esa polémica remera) para ganar la Ryder en 1999, nada de eso, por relevante o por reciente, el hecho más importante que ocurrió aquí. El verdadero hecho trascendente que tuvo lugar en estas tierras, y probablemente en otras, fue el US Open de 1913.
Francis Ouimet nació en 1893 allí mismo en Brookline y a los 4 años su familia se mudó frente lo que es el hoyo 17 del club (The Country Club). Esa cercanía quizás fue lo que más lo ayudó a relacionarse con el golf, allí comenzó haciendo de caddie a los 11. Con palos prestados y bolas que encontraba, aprendió solo y rápidamente se convirtió en un muy buen jugador que captó la atención de algunos socios y el caddie master, así fue creciendo.
Ya en 1913, el US Open se jugaba en Septiembre, recordemos que en esa época los viajes no se daban de un día para el otro y cruzar el atlántico era una travesía. Y como el juego era dominado por Jugadores europeos como Harry Vardon o Ted Ray, las fechas se adaptaron para su comodidad. Vardon ya había ganado el Open en 5 oportunidades. Y Ray venia de ganarlo el año anterior. Walter Hagen hacia su debut también a los 21 años aquí.
Pero el protagonista de esta historia allí estaba con sus 20 años, un caddie de 10 (llamado Eddie Lowery) y status de amateur, tratando de competir con personas que ya eran casi leyendas del golf.
No hubo nada usual en este torneo, comenzando porque las 4 rondas se jugaron en dos días, jueves y viernes, mañana y tarde. Las dos primeras de Ouimet 77 y 74 lo ubicaban a 4 golpes de Vardon y Reid, que lideraban al cierre del primer día.
La cancha media 6200 yardas, 1000 menos de lo que veremos en esta edición, pero su complejidad era un desafío a los mejores de este deporte.
Una buena tercera vuelta de 74 puso a Ouimet en la punta con Vardon y Ray. Por la tarde los 3 iban a hacer el mismo score (79) y finalizarían empatados. Había playoff y la definición era al otro día. El sábado en el desempate la paridad se rompería después del hoyo 10. Par de cancha para los 3 en los primeros 9, pero bogeys de Vardon y Ray ponían a Francis con uno de ventaja. En el 12 la ventaja pasaba a ser de 2 y en el 15, un doble bogey de Ray lo sacaba de la pelea, quedando a 4. El US Open ahora era un match entre dos, el candidato máximo y un amateur. Con un solo golpe de ventaja al hoyo 17, Vardon pega un golpe a la izquierda, a un bunker, la trampa que lo condenaría y Ouimet se protegería por la derecha, sabía la importancia de no fallar por esa parte del hoyo, el hoyo que era su casa. El puntero lograría un espectacular birdie desde 6 metros contra el bogey probable del veterano y ahora la ventaja al último hoyo era de 3. La proeza estaba cada vez mas cerca para el aficionado, y esto se convertiría en realidad ante un doble bogey de Vardon y par de Ouimet.
El primer campeón amateur del Abierto de los Estados Unidos, el primero de 8 que lo lograrían luego. Pero la hazaña de Brookline marcaria la historia de nuestro deporte. The greatest game ever played, llamó a su libro Mark Frost, que describe de forma impecable este suceso de principios de siglo. La revolución hecha por un joven que pareció transformar un juego antiguo dominado por gente mayor, traerlo al siglo 20 para los americanos, que e inspiró a muchos, incluido Bobby Jones, que lograría lo mismo que Francis en 4 ocasiones.
Disfrutemos este lugar mágico, entendiendo su relevancia. Por un momento nos olvidaremos de todo y una vez dentro, recorriendo el campo, sentiremos que estamos atrapados en esa época, incorporando lo más puro y esencial de este juego, de la mano de Francis Ouimet.
Polo Wells