Es difícil dimensionar lo que significa para Japón el enorme triunfo en Augusta de Hideki Matsuyama, un país absolutamente fanatizado por este deporte y acostumbrado a venerar ídolos nacionales. Varios jugadores habían estado cerca, Isao Aoki un segundo puesto en el US Open de 1980 en Baltusrol perdiendo ni mas ni menos que con Nicklaus. Jumbo Osaki, Shigaki Maruyama, Shingo Katayama fueron otros de los que tuvieron buenos resultados en Majors.
Pero en el país oriental hay una particular fascinación por el Masters. Tanto que tienen su propio edificio de prensa en Augusta y es el único lugar en el mundo que tiene la licencia para vender productos fuera del sitio donde se desarrolla el torneo. La explosión que se proyecta genere en la industria del golf esta victoria (no olvidemos la semana anterior en el Augusta National Women’s Amateur la de Kajitani) es de cientos de millones de dólares, nuevos jugadores, sponsors, etc. La relevancia que tiene también en el deporte en general, hace que se hable ya que Hideki puede ser el abanderado de Japón en los juegos olímpicos celebrados en Tokio o directamente tener el privilegio de ser quien encienda el pebetero.
Merecidísimo acreedor del saco verde demostró durante todo el certamen con mucha disciplina y paciencia como se juega este campo. Con la presión, no solo propia por ir punteando el torneo mas importante del mundo, sino también el peso de toda una Nación en sus hombros, (cosa que no todos tienen que enfrentar en la definición) fue un condimento extra para nada despreciable. Lo cierto es que ya forma parte de esta tradición para siempre y de la exclusiva cena de campeones que tendrá a su cargo en la próxima edición (ya hay apuestas por que se especialidad nipona se servirá).
Otro buen detalle fue la actitud de Kevin Na que ya camino al aeropuerto con su familia, volvió al club para estar en el final y poder ser uno de los primeros en celebrar el triunfo con el protagonista. Si bien Na es nacido en Corea del Sur, es una muestra de lo que significa para los asiáticos y las puertas que esta hazaña abre para las generaciones futuras.
El broche de oro fue la imagen impresionante, que refleja el respeto que inspira este lugar para todo el mundo, pero especialmente para los japoneses. Shota Hayafuji, el caddie de Hideki haciendo reverencia en el green del 18 cuando fue a retirar la bandera, es el resumen perfecto de una semana inolvidable para alguien que hizo historia llenando de orgullo a todo un continente. Pura clase.