Arrancó la semana post Open Championship y los amantes del golf sentimos esa sensación similar a cuando volvemos a casa después de unas disfrutadas vacaciones. Ayer lunes, el famoso “that Monday feeling” se hacía sentir fuerte como ocurre siempre después del fin de semana de un campeonato mayor. El joven prodigio Collin Morikawa se lució en su primera presentación en el Abierto Británico y, al igual que en el PGA Championship del año pasado, obtuvo la calificación más alta: campeón.
A 360 días del inicio de la próxima edición del Open, la mejor noticia es que el torneo volverá al campo que más veces lo recibió como anfitrión; fueron 29, siendo la primera en 1873 y la última en 2015. El Old Course de Saint Andrews, la mismísima “Cuna del Golf” será la sede del 150º Open Championship.
Cincuenta kilómetros al noreste de Edimburgo nos encontramos con la pequeña localidad de Saint Andrews, uno de los parajes donde allá por el siglo XV se comenzó a jugar al golf en las tierras cercanas al mar, en lo que se conoce como los links. Originalmente, el campo contaba con 22 hoyos, diez de los cuales se jugaban dos veces, en direcciones opuestas (de ida y de vuelta). Los hoyos 11 y 22 eran los únicos que no cumplían este formato. En 1764 se decidió que los primeros y los últimos cuatro eran muy cortos y debían combinarse, reduciendo así la cantidad de hoyos. Al hacer este cambio, la cancha estableció el estándar de los 18 hoyos que conocemos y jugamos hoy en día en una ronda de golf. Más tarde, en 1863, Old Tom Morris separó el green del 1 del 17, dejando la cancha con el particular formato actual: 18 hoyos con 7 greens compartidos y 4 greens individuales. Además, en 1754 se formó allí la Sociedad de Golfistas de Saint Andrews, que sería precursora a la Royal & Ancient, el ente que rige el golf en el mundo (salvo en Estados Unidos y México).
Sin embargo, los links de St. Andrews también pasaron por momentos difíciles. En 1457, cuando el golf comenzaba a practicarse como una actividad de ocio entre los escoceses de la época, el rey James II lo prohibió ya que los distraía de las prácticas de arquería que eran necesarias ante posibles guerras. Fue recién en 1502 que James IV, dos generaciones más tarde, se convirtió en un apasionado por este deporte y removió la prohibición. Otro momento a mencionar sucedió en 1797, cuando el club entró en bancarrota y la cancha fue usada para la cría de conejos. Más de veinte años de lucha entre los golfistas y los criadores de conejos se acabaron en 1821, cuando James Cheape, un aficionado golfista y dueño de tierras, compró los links y salvó así su futuro golfístico.
De las canchas que participan en la rotación actual como sedes del Open Championship, Muirfield y Royal St. George’s Golf Club con 16 y 15 veces respectivamente le siguen al Old Course de Saint Andrews como máximos anfitriones del torneo. Quienes más veces levantaron la Claret Jug en la “Cuna del Golf” fueron: J.H. Taylor, James Braid y Peter Thomson con 5 victorias cada uno, seguidos por Jack Nicklaus, Nick Faldo y Tiger Woods con 3 títulos.
Siete años después de aquella victoria de Zach Johnson venciendo en triple playoff a Marc Leishman y Louis Oosthuizen, el próximo año volveremos a ver las icónicas imágenes del Swilcan Bridge, el Hell Bunker (Bunker del Infierno), el Road Hole del 17 y el Valley of Sin (Valle del Pecado) a la entrada del green del 18, entre otras. Un lugar en el que se respira golf en estado puro y el campo que todo golfista sueña con conocer será la sede de la edición 150º del Abierto Británico. Recién se acabó en Royal St. George’s… La espera es larga, pero no tengo la menor duda de que valdrá la pena ser testigos de lo que sucederá allí en el este de Escocia.
Federico Martínez Grimaldi para No Está Dada